Las competencias profesionales, un reto en la educación superior, partiendo de la calidad educativa

 

logo_sabes250MM MES LC. Rosa Verónica Chacón Ponce
Universidad SABES, Sistema Avanzado de Bachillerato y Educación Superior
Plantel Irapuato, Gto. México


Se presenta una perspectiva de propuesta frente a los retos de la educación, partiendo del complejo entorno cambiante,  haciendo necesario aplicar las competencias profesionales, considerando como condición la calidad educativa superior, como preocupación internacional y nacional, para concluir en criterios  de calidad dotando de profesionistas integral.  


Reflexionando sobre nuestro entorno, nos damos cuenta de la complejidad del contexto derivado de los cambios vertiginosos que se han presentado a nivel mundial, convirtiéndose en verdaderos retos debido a  las crisis, situaciones y tendencias económicas, políticas, culturales y ambientales que nos atañen, haciendo necesario para los individuos la diversidad así como la modificación en los roles sociales, búsqueda de oportunidades, cambios en los estilos de vida, etc. Generando con ello nuevas formas de desarrollo, por lo que las organizaciones conciben la riqueza del capital humano para dotarlo de  múltiples habilidades.   Es así como surgen las exigencias a la educación  no solo como transmisora de conocimiento, sino  como formadora de la persona, buscando potencializar esas capacidades.  


De igual manera podemos preguntarnos por qué es que a partir de la educación que se deben lograr las competencias laborales, ciertamente estas no pueden ser impregnadas momentáneamente, como mencionan algunos autores (Castro y Carvalho, 1988; Ropé y Tanguy, 1994) la formación profesional requiere una formación prolongada de educación formal, aparte de las habilidades básicas se requiere darse cuenta del mundo que lo rodea, formarse sus impresiones y comprender las relaciones entre lo que observa y actúa.

Precisamente ante la complejidad del entorno y darnos cuenta que en la educación de las circunstancias cambiantes, surgen también las oportunidades. La intervención de la escuela frente a los retos que se avecinan para lograr prevalecer las condiciones óptimas, necesarias así como avanzadas para el propio ser humano,  obligan a crear innovaciones acordes a los entornos reales, por tanto,  la escuela deja a un lado prácticas anteriores consideradas como obsoletas, surgiendo nuevas formas de brindar, cómo acceder al aprendizaje.


Frente a ese estancamiento en la educación prevaleciente por modelos conductuales aplicados en generaciones de las cuales se evalúa la eficiencia terminal de manera crítica por lo poco aplicable y competitiva al entorno laboral. Los tiempos cambiaron, los modelos educativos se han visto modificados por el constructivismo que prevalece así como la educación basada en competencias;  la necesidad de encontrarnos en un entorno tecnológico y modernizado obliga a pensar en la utilidad que tiene la educación para el educando, el mercado laboral pero también por ende la sociedad en general.


Los diversos sectores exigen de profesionistas mejor preparados. Ser competitivo  es vital, Quienes nos encontramos inmersos en el área docente concebimos el término de competencias ligada a nuestra propia labor, siendo Vigotsky el principal representante a través de la psicología cultural visualizando el concepto del principio de la mente y el aprendizaje son una construcción social y requieren de la interacción con otras personas, influenciada por el mismo contexto (Tobón, 2006) (2) del mismo modo cabe destacar dos vertientes disímbolas en torno a las competencias:
Por un lado se encuentra inmersa en las teorías de la comunicación a partir de estudios de lingüística realizados en 1965 por Noam Chomsky, quien distingue la capacidad del ser humano para entender y producir frases nuevas  así como mensajes inéditos.


De igual manera se utiliza el concepto de “competencia” utilizado en el ámbito empresarial a partir de las propuestas de reingeniería ligando “las destrezas del saber-hacer con la capacidad empresarial de competir, esto es, de ganarle a los otros competidores en la capacidad de producir rentabilidad” (Barbero, 2004). Con ello damos por asentado que se requiere dotar de competencias reales que logren la resolución de problemas palpables no solo ideales propuestos de manera teórica.


Tomando como partida la idealización de la psicología cultural de Vigostky y las propuestas de reingeniería, en el ámbito laboral tiene antecedentes en  el ámbito empresarial desde hace varias décadas en países como Inglaterra, Estados Unidos, Canadá y Australia, todos ellos países desarrollados.


Basado en las experiencias de dichas naciones por su destacado desarrollo, se hace necesario vincular como ellos,  los requerimientos del entorno aplicando competencias profesionales obtenidas de la formación educativa, de ahí la preocupación de organismos internacionales sobre dicha vinculación entre los entornos laborales y la escuela. En 1996 la UNESCO publica un informe sobre la Educación para el siglo XXI, exponiendo los desafíos de la humanidad y la educación como instrumento para enfrentarlos, de igual manera propone,  sean reconocidas las competencias adquiridas en la vida por las empresas como por el sistema educativo, ampliando las posibilidades y relaciones entre educación-mundo laboral.


Para adquirir competencias desde el aula debemos situarnos desde que y como se lograran, por lo que ofrecer calidad desde las instituciones educativas sería desde un punto de vista personal la columna vertebral así como una condición. Relacionado con lo anterior haciendo énfasis que en 1998,  la UNESCO hace una declaración sobre la calidad educativa a través de  la Conferencia Mundial sobre la Educación Superior  “La calidad de la enseñanza superior es un concepto pluridimensional que debería comprender todas sus funciones y actividades: enseñanza y programas académicos, investigación y becas, personal, estudiantes, edificios, instalaciones, equipos y servicios a la comunidad y al mundo universitario”.


Retomando el tema de las competencias en nuestro país en 1993 se oficializa un proyecto realizado por la Secretaría de Educación Pública y la Secretaria de Trabajo y Prevención Social creando el Sistema Normalizado por Competencias Laborales y el Sistema de Certificación Laboral, derivados del Proyecto de Modernización de la Educación Técnica y la Capacitación (PMETyC).


Sin duda alguna se ha hecho esfuerzos por aplicar las competencias en todos los planos en el que el hombre se desarrolla. Pero todo comienza en la preparación educativa, por ello lo imprescindible es operar bajo este concepto desde el aula para perfeccionarse en los diversos ámbitos, por consecuencia trascendente para  el campo laboral y siendo una de las preocupaciones la modernización educativa, forzosamente debemos hablar de calidad. Calidad transmitida y percibida para cada estudiante, quien dotara de calidad a su vez al campo laboral así como al entorno social.


En ese sentido ser competitivo es enfrentarse a los cambios, puesto que son una garantía así como ser lo único de lo que podemos estar seguros, de ahí que se generen nuevas profesiones y actividades que hasta hace poco no existían, buscando la especialización en campos de la ciencia y la tecnología.


Se concluye con las premisas de dotar el terreno educativo de herramientas que preparen en el campo de las competencias laborales, pues es desde la educación y a partir de ella que se desarrolla el ser humano, por lo tanto una exigencia social.


Por ello, para lograr desarrollar las competencias profesionales hay que partir de origen a través de las instituciones educativas superiores que brinden calidad como dicha condición, puesto que se requieren de herramientas que propicien el desarrollo potencial de cada uno de los individuos por medio de la educación formal, no como un mero requisito.


Pero cómo lograr la calidad educativa. Se han realizado diversos estudios y programas así como sistemas de calidad con resultados excelentes. Uno de esos estudios es el realizado en Venezuela (Velásquez, 2013), realizando una propuesta sobre criterios e indicadores para evaluar la calidad de la educación en instituciones de educación superior basado en diversos autores lo que da por resultado considerar desde  mantener actualizado el diseño curricular, innovando y realizando una administración optima del conocimiento, de igual manera mantener una congruencia permanente con el perfil de egreso, realizando una integración temática acorde a las profesiones, brindando nuevas formas de acceder al aprendizaje en tiempos y formas flexibles (6) , lo cual se logra por medio de la tecnología y la educación a distancia, así como nuevas modalidades de estudio, presentando herramientas y contenidos didácticos acordes a las circunstancias laborales en forma dinámica, relevante, consistente e interactiva.


De igual manera serán importantes “los procesos pedagógicos en términos de pertinencia, disponibilidad de recursos, adecuación, soporte tecnológico, monitoreo”.


“Los recursos de infraestructura, así como de equipo actual y especializado son transcendentes para simular el campo laboral. Así como aspectos de vinculación, intercambio y libre tránsito entre naciones”.


Frente a los requerimientos de la escuela no hay que descuidar el aspecto humanístico, puesto que  debe estar presente en término de “valores, satisfacción de alumnos,  docentes y empleadores, destacarse como egresados, proyección en investigación, participación social”(5) y con asociaciones así como todo lo concerniente a la formación y perfeccionamiento de la persona como ser humano y en la profesión como capital humano insustituible, todos ellos  recursos que preparan en las competencias laborales y que sin lugar a dudas son todo un reto para la educación superior pero en beneficio para la misma como alma mater formadora del ser humano de manera íntegra.