EVALUACIÓN PARA ACREDITACIÓN: EXPERIENCIA FIMPES EN UNIVA LEÓN

Como es sabido, a nivel mundial, desde los años noventa, se ha ido constituyendo una serie de políticas con el fin de evaluar   procesos para la obtención de la acreditación Institucional en el ámbito de la educación superior.

En México existe la Federación de Instituciones Mexicanas Particulares de Educación Superior (FIMPES),  agrupación que aglutina a todas las universidades particulares del país, la UNIVA como miembro activo de esta Federación se ha propuesto revisar sus estándares  de calidad y confrontarlos con los criterios que avala dicho organismo, para el otorgamiento de un nivel de calidad al interior de la institución desde los criterios de evaluación de este organismo.

¿Cómo han impactado los procesos de evaluación al interior de la UNIVA campus León? Es una pregunta y a la vez un reto ya que precisamente tanto los académicos como los administrativos y  los estudiantes se han visto involucrados en la revisión de  procesos que se llevan a cabo cotidianamente. En primera instancia el proceso de evaluación ha tenido que convocar la conformación de Comisiones con el fin de atender bajo la metodología específica de FIMPES no sólo la recolección de las evidencias, sino la sistematización de acuerdo a la normativa de  la organización antes mencionada.

Otro punto que es importante señalar, es la necesidad de que estas Comisiones han tenido que atender aspectos de evaluación institucional con el fin no sólo,  de quedarse en la parte empírica y descriptiva; sino de  teorizar sobre los procesos de evaluación que se gestan al interior de la institución. Esto es, un proceso de evaluación sin un soporte teórico reflexivo sobre el mismo se quedaría solamente  en la parte operativa, por lo tanto,  sin una explicación que dé cuenta  de la lógica de su existencia.

La UNIVA León como institución de educación superior se ha dado a la tarea de ir construyendo a través de un ejercicio arduo y comprometido, la revisión de los escenarios a través de los cuales está funcionando actualmente en la región, sin un afán de compararse con otras instituciones, sino con el interés de estar alerta de lo que está haciendo o dejando de hacer en sus propios procesos académicos,  administrativos y organizacionales.

Otro impacto que ha tenido esta experiencia de autoevaluación, es el de responder bajo la normativa, en este caso de FIMPES, a la revisión, asesoría y supervisión, así como a la orientación de los expertos  en esta línea dentro del sistema UNIVA, y por lo tanto, sentirse acompañados  por la pericia de la Coordinadora General del autoestudio FIMPES a nivel sistema; sabiendo que este organismo cuenta con toda una logística precisa para la evaluación y acreditación para pertenecer a este organismo.

Se hace  necesario mencionar, cómo desde la Dirección General de la universidad se han dado apoyos, espacios y liderazgo para que  se mantenga el nivel de motivación y entusiasmo para llegar a la meta con un buen cierre en esta experiencia que se ha propuesto como objetivo institucional. Estos procesos que se están llevando actualmente tienen una Coordinación en la que recaen funciones de convocatoria, seguimiento, orientación y redacción del Documento Final que se ha de entregar a la Rectoría del sistema UNIVA.

  Díaz Barriga (2005), menciona que estamos en la “era de la evaluación”, indicando que las instancias evaluadoras no se queden únicamente en acciones que deriven  en un ejercicio de sólo ofrecer indicadores, sino que el reto es mostrar  con mayor pertinencia elementos procesuales y/o constructivistas, que ayuden a re-conocer la profundidad de los mecanismos al interior de cada uno de los elementos y actores de las instituciones de educación superior.

Desde este contexto, el sistema UNIVA desde sus primeros procesos de evaluación-acreditación ante FIMPES, se ha comprometido a elevar con criterios de calidad los servicios educativos desde su misión, visión, valores y modelo educativo, esto con el fin de que tanto académicos, administrativos y estudiantes estén respondiendo a las necesidades actuales de la sociedad contemporánea.

Otro elemento que es importante mencionar, es que con este proceso de evaluación  para la acreditación, tanto los académicos, administrativos y alumnos, han tenido que esforzarse por trabajar en un pensamiento sistémico, esto es, un trabajo lleno de recursividad en donde no solamente se conserva la causa y el  efecto, sino se tiene o se ha invitado a trabajar bajo un pensamiento más holista, más complejo, en donde no hay un solo “experto”, llevando a la universidad a un trabajo transdisciplinario, el cual promueve el  trabajo  bajo nuevos paradigmas, en cuanto a la organización institucional. Todo ello con el fin de llegar a una sola meta: la acreditación, después de un intenso ejercicio de autoevaluación.

A modo de conclusión, esta experiencia de autoevaluación ha llevado a la institución entera a “tener una mirada diferente de sí misma”, referenciándola como una totalidad y no como entes aislados; no a verse como una institución vertical y centralizada, sino como una institución horizontal y compartida, invitando  a toda la comunidad universitaria a reflexionar sobre los procesos de evaluación y por supuesto  la acreditación.

BIBLIOGRAFÍA

- Díaz Barriga, Ángel. (2005). “Riesgos de los sistemas de evaluación y acreditación  de la Educación Superior”, ponencia presentada en el  Seminario Regional: Las nuevas tendencias de la evaluación y acreditación en América Latina y el Caribe organizado por la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU) y el Instituto Internacional para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC-UNESCO), Buenos Aires, junio de 2005.

- FIMPES (2009). Criterios para la acreditación. México