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Este Híbrido tiene una adaptación amplia, particularmente en alturas que oscilan entre los 1100 a 1900 metros sobre el nivel del mar. Evaluaciones técnicas, así como resultados de producción obtenidos por agricultores, han demostrado que se produce con éxito en las siguientes entidades: Aguascalientes, Comarca Lagunera, Chihuahua, Durango, Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Morelos, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí y Zacatecas. |
Selección y preparación del terreno
El maíz se adapta a diferentes tipos de suelo, sin embargo, prospera mejor en los llamados suelos francos, que tengan regular fertilidad, este cultivo es medianamente
tolerante a suelos con pH alcalino sin que contengan sales solubles en exceso. El pH óptimo del terreno para el desarrollo de la planta de maíz varía entre 6 y 7.
La preparación del terreno para la siembra de maíz persigue los siguientes objetivos:
Devolver su estructura al suelo, el cual durante el cultivo anterior se modifica por efectos del agua de lluvia, vientos, cambios de temperatura, pasos de maquinaria, etc.
Garantizar una buena aireación y estado físico del suelo para favorecer la germinación y el desarrollo del sistema radicular que es tan necesario para un buen
desarrollo de la planta, además de lograr una adecuada distribución y ubicación del fertilizante y facilitar la penetración y acción del agua.
Facilitar el manejo del suelo, así como la construcción de surcos, canales, bordos, pero sobre todo una buena cama de siembra.
Otras sugerencias de mejora son: el control de sales, mejorar el drenaje natural del terreno y mayor uniformidad en la profundidad de siembra, por lo tanto,
una germinación uniforme.
Estos objetivos se logran por medio del uso de arados que rompan el suelo, incorporen los residuos y eliminen las malezas e insectos del suelo que
pueden ser entre otros, plagas del maíz en sus raíces.
Para asegurar una buena cosecha, se requiere que las diferentes labores de preparación se realicen adecuada y oportunamente. En suelos desnivelados,
conviene realizar un trazo de riego para aprovechar y facilitar el manejo del agua.
Preparación del suelo.
Se debe barbechar a una profundidad de 30 a 40 cm y dar dos o tres pasos de rastra para romper los terrones y eliminar el resto
de malezas hasta obtener una buena cama mullida. Si fuera necesario, nivelar el terreno. Esto facilitaría el desarrollo adecuado de las plantas,
además de las labores culturales subsecuentes a la siembra.
Épocas de siembra.
Para el ciclo primavera-verano, bajo riego, sembrar del 15 de marzo al 15 de mayo; en buen temporal, sembrar al inicio de las lluvias, hacia el 30 de junio.
Las características generales para cosecha son las siguientes:
El ciclo vegetativo del HÍBRIDO ITR-AN 423 varía de acuerdo a la región o ciclo agrícola, así como las condiciones de siembra a que se someta.
CARACTERÍSTICAS AGRONÓMICAS
Tipo de grano: Blanco, semidentado.
Forma de mazorca. Cilíndrica
Tamaño de mazorca: Grande
Altura de planta: promedio 2.8 a3.10 m
Altura de mazorca: promedio 1.3 m
Ciclo vegetativo: Intermedio
Floración: 75 a 80 días
Días a cosecha (de grano): 130-140
Tipo de hoja: Verde obscuro
Acame: Resistente
Cobertura de mazorca: Buena
Resistencia a enfermedades: Tolerante
Comportamiento en tipos de suelo: Arenoso (bueno), limoso (muy bueno), arcilloso (bueno).
Ciclo primavera-verano; sembrar del 15 de marzo al 15 de mayo.
Este Híbrido responde eficientemente a diversos sistemas de captación de agua (curvas de nivel, terrazas y otras). El aprovechamiento adecuado de los escurrimientos
pluviales serán determinantes para una buena cosecha.
Siembra.
Una vez preparado el terreno se procede a la siembra que puede ser manual o mecánica, en función de los recursos del agricultor, como: yunta, tractor y sembradora,
etc., pero todos los métodos se orientan a obtener la densidad de plantas apropiada por unidad de superficie. En el maíz existe además la modalidad de siembra sin labranza,
también llamada labranza cero o labranza mínima. Se sabe que en el Bajío esta práctica se ha utilizado con resultados muy satisfactorios en terrenos con buen drenaje.
La siembra se realiza en general en surcos con separación de 75 a 80 cm, sembrando a una profundidad de 5 a 7 cm, de acuerdo al nivel de humedad y tipo de suelo.
La siembra mecánica se realiza con sembradoras calibradas y semilla clasificada. La distancia entre surcos puede variar de 75 a 80 cm. En las siembras manuales se recomienda
sembrar dos semillas por golpe.
El establecimiento de este número de plantas por hectárea estará en función del porciento de germinación de la semilla y la distancia entre surcos y plantas que se elija.
El establecimiento de este número de plantas por hectárea estará en función del porciento de germinación de la semilla y la distancia entre surcos y plantas que se elija.
El daño por plagas puede ocurrir aún antes de la emergencia de la plántula (plagas del suelo) hasta la fructificación en verde (cogollero, elotero) y condición de mazorca (gorgojos).
Patógenos: Especies de microorganismos como hongos y bacterias infectan y dañan a las plantas de maíz a lo largo de su desarrollo. Entre los hongos
más dañinos del cultivo están: Fusarium, royas y tizones; entre las bacterias están especies de los géneros Erwinia y Pseudomonas
Otras plagas: Pulga negra, saltona, chicharrita, frailecillo, picudos, chapulines, trips, pulgones: Sevin 80%, Parathión Metílico., gusano
soldado: Lorsban 480 E, Agresor 600., gusano cogollero: Lorsban 2%, Sevín 5%., araña roja: Dimetoato, Metasystox, Folimat,
se recomienda seguir las instrucciones del producto.
Gusanos del suelo: gallina ciega, gusano de alambre, grillos, larvas de diabrótica: Furadán 5 G, Counter 5%, siguiendo las indicaciones del producto.
Fertilización.
Para fertilizar adecuadamente el maíz debe efectuarse con anticipación a la siembra, un análisis de suelo, esto es útil para determinar las cantidades de fertilizante
que se deben aplicar.
El maíz es exigente en potasio y el elemento que sigue es el nitrógeno y su deficiencia se marca con hojas cloróticas y desarrollo raquítico.
El fósforo aun cuando se requiere en menor cantidad, el maíz es mucho más exigente que otros cereales. Su función principal está en la síntesis de
carbohidratos en el grano. Cuando se presentan deficiencia, la planta crece en forma lenta, achaparrada y los tallos y las puntas de las hojas toman una coloración
púrpura muy característica; durante la floración la producción de estigmas (cabellos del elote) es menor.
El elemento que más requiere el maíz es el potasio, pues desempeña gran número de funciones, entre otras, regula la apertura de los estomas de las hojas,
evitando el estrés hídrico. La carencia de potasio produce enanismo y hojas más largas con los bordes marchitos; las mazorcas resultan con formación incompleta.
A pesar de requerirse este elemento, el cultivo del maíz se fertiliza con poco o nada de potasio, debido a que la mayoría de los suelos del país contienen niveles
adecuados de este elemento.
El gran potencial de rendimiento del ITR-AN 423 justifica la aplicación de mayor cantidad de nutrientes, asociados a buenas condiciones de humedad del suelo.
El herbicida más usado en maíz es la Atrazina, cuyo nombre comercial mejor conocido es Gesaprim. Este producto es selectivo para el maíz, elimina malezas
de hoja ancha y algunas de hoja angosta, debe aplicarse en “preemergencia “y en caso necesario, puede hacerse en “postemergencia”. No daña a la planta
de maíz, aun cuando esté en contacto con ésta. La dosis recomendada es de 1.3 kg de ingrediente activo por hectárea.
Control de plagas: La planta de maíz es afectada por muchas plagas (alrededor de 40 especies entre insectos y ácaros, por ejemplo: gusanos del suelo, como:
gallina ciega, gusano de alambre, larvas de diabrótica, y de otros insectos como: grillos, chapulines, pulga negra saltona, chicharrita, frailecillo, picudos, trips,
pulgones y araña roja. Son muy dañinos para la planta los gusanos: cogollero, soldado y elotero, los cuales deben combatirse al máximo para evitar daños
de alto impacto económico. En cualquier caso, se debe buscar un insecticida efectivo, al menor costo posible.
Control de malezas:
Las malezas compiten por luz y nutrientes con las plantas de maíz.
Se recomienda combinar combate químico y mecánico de malezas; en el primer caso, aplicar herbicidas preemergentes ó postemergentes;
al presentarse alta infestación de malas hierbas podrán aplicarse los dos tipos de herbicidas (hágase en húmedo o previo al riego).
Las escardas y cultivos, manuales o mecanizados, son el complemento para controlar eficazmente las malezas.
En general se recomienda aplicar la fórmula 240-100-00 en riego y de 120-40-00 en siembras de buen temporal.
Toda la cantidad indicada del fósforo y en su caso el potasio (si se requiere, agregar 40 unidades) y la mitad del nitrógeno, se
aplican durante la siembra, el resto del nitrógeno debe aplicarse al momento de la escarda, 30-40 días después de la siembra o antes del
riego de auxilio, según sea el caso, haciéndolo en banda a unos 10 o 15 cm de la base del tallo, procurando que quede bien tapado con
la tierra, pues es probable que se pierda debido a la acción del sol y el viento.
Riegos: El número de riegos depende de las condiciones de siembra (riego o punta de riego), las condiciones del clima, la disponibilidad
de agua y del tipo de suelo.
En general en siembras bajo riego, tempranas o ciclos de otoño-invierno, se requieren, además del riego de siembra, cuatro riegos
espaciados adecuadamente a lo largo del ciclo
En el proceso de germinación del maíz la humedad del suelo debe mantenerse como mínimo entre 20 y 25% de capacidad de campo;
la óptima se concentra entre 25 y 60%. Valores de humedad del suelo menores de 20% y mayores de 60% inhiben la germinación.
Se debe prestar atención para que la planta reciba la cantidad adecuada de agua durante la floración, que es un periodo crítico.
Después de floración la planta exige menor cantidad de agua.
Labores culturales: Llevar a cabo de dos a tres escardas en la medida que el régimen de lluvias lo permita
Cosecha:
Grano: A madurez fisiológica (capa negra en la base del grano), aproximadamente a los 125 días
después de la siembra, (duro al diente). Rendimiento aproximado, 10 toneladas/ha con buen manejo de cultivo
Grano.
Cuando el propósito de la cosecha es el grano, se debe establecer de 60,000 a 80,000 plantas por hectárea.
Forraje.
La densidad de planta se incrementa cuando la finalidad es producir forraje, y se debe establecer de 85,000 a 110,000 plantas por hectárea.
Forraje: Cuando el grano del elote principal presente entre 1/2 a 1/3 de la línea de leche (almidón), aproximadamente a
los 110 días de la siembra, (entre lechoso y masoso).
Rendimiento en forraje: de 80 a 100 toneladas. Depende de la densidad de población y su manejo agronómico (Figura 8).
NOTA: Las características descritas en esta guía técnica son promedios obtenidos durante varios años de experiencia en diferentes localidades.
Aplicando las indicaciones aquí señaladas, se tendrán únicamente ligeras variaciones de producción por condiciones particulares de clima
y manejo de cultivo.