Aprendiz Eterno de mi Oficio de Hombre: Referencia Hacia la Educación Cívica

 

lasallista 

Reseña:

Ciertamente el ser humano que se precie de serlo nunca deja de aprender, desde la curiosidad inicial de la cuna, hasta entender el significado final de su partida. El eterno aprendizaje labra lo que jamás hereda un alma digna. La ética, como amor propio, es el derecho de inventar su vida.

 

L.C.C. Jorge de la Rocha Ledezma

Director de Extensión Universitaria

Universidad Lasallista Benavente, S.C.

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Palabas clave:

Saber, identidad, conocimiento, poder, civilidad

 

La sabiduría[i] magnífica que puede percibirse en la frase: “¿Y por qué?”, tantas ocasiones expresada por el niño que cuestiona a su mamá, siempre que oye un comando recibido por ella o simplemente cuando no entiende alguna palabra o situación informada; frase que puede repetirla tantas veces como sea suficiente o insuficiente para él, porque no logra comprender qué se le dice y/o por qué se le está diciendo y que tiene que concluir esa innumerable replicación,  cuando su mamá contesta: “¡Porque sí!” o “¡Porque lo digo yo!”, implicándola en todo su universo de conocimiento y de autoridad -que le es reconocida, desde luego-, que dé al niño razón y emoción suficientes para argumentar todo el concepto que tendrá en posesión a partir de ahora, de hoy, de ya, para siempre después: “¡Porque lo dice mi mamá!”, y ella tendrá por mucho, por haber sido su primera maestra que le enseñó lo que era necesario saber.

 

Carlos Fuentes[ii], al hablar sobre el hogar, lo refiere como el Aula de nuestra sabiduría original que determinará las rutas de nuestras vidas.

 

Reconocer a nuestros cercanos por el cuidado y amor que acompañan sus enseñanzas en el interminable aprendizaje del oficio de ser hombres o mujeres, nos hace confiar en papá, mamá y todos los demás que entran a nuestras vidas por la puerta de la casa a la que también ya conocemos como propia, porque nos es posible entender que lo que recibimos de ellos es bueno, porque nos enseña a conocer las posibilidades de actuar y de ser actores; porque cada que aprendemos algo permite un poco más de independencia, pero al mismo tiempo, también se nos enseña a ser parte integrante de ese primer círculo de nuestra vida y que nos hace parte de un equipo al que después sabremos conocer como familia. Sin embargo, saber lo que es asequible maravilla a la percepción infantil porque es posible descubrir que existe también lo que después conoceremos y llamaremos poder[iii]; herramienta mágica que con lo aprendido (desde luego y de acuerdo al nivel posicionado en nuestro saber), permitirá de menos a más nuestro actuar independiente. Pero como todo, también al poder, tendremos que aprender que no lo podremos usar de manera ilimitada porque también lo “¡dijo mi mamá!”; necesitaremos del permiso para hacer: aquí entra la civilidad[iv].

 

El amor con que ese niño (que pudimos ser todos) fue recibido, desde su nacimiento en la familia, convidó a todos los anhelos a que se convirtieran en oportunidades de curiosa investigación por conocer más y más; este sentimiento bonito fue el pasaporte idóneo para acceder a ese saber; sentimiento que al llamarse emoción, trasformó la curiosidad en interés por poseer el conocer y poder emplearlo. Cuando empezaron a llegar los comandos sobre el cómo ser, hacer y vivir, la emoción tuvo que dejar lugar a la razón[v] y entonces, ésta impondrá juicios y prejuicios para calificar esas otras fuentes que provean de la información, cuando mamá, papá o abuelos ya no puedan seguir en el trabajo de educarnos. Aquí es cuando la escuela interviene en tan importante misión formadora e informadora, pero antes tendrá que ser identificada por el aprendiz como suplente o continuadora de sus papás en cuanto a seguir con la enseñanza del oficio de hombre. Salinas Fuentes[vi] alerta sobre la multiplicidad de discursos con sendos mensajes que entran en juegos de lenguajes desproblematizadores de la verdad por la sobre contextualización de la racionalidad que retoca el tejido social y modifica roles y funciones que hacen perder claridad, estabilidad y confianza por causa de la generalización, provocando crisis general de la cultura. Para evitar este bloqueo, continúa Salinas, es necesario prestar atención a los olvidos y resaltar la condición de lugar común de convivencia y que esté por encima de su funcionalidad productiva. Con ello, la educación hará llegar sus discursos y, sobre todo, sus prácticas. La perspectiva pedagógica recibe la desarmonía reinterpretándola de acuerdo con su funcionalidad y la deja caer en cuenta por la revisión de la dialéctica entre la instrucción y la formación y que no deje padecer al individuo por el extravío en que le envuelvan los nuevos requerimientos que obligan al individualismo moderno, al predominio de una razón instrumental y al despotismo de una sociedad tecnológico-industrial. La educación, para Salinas Fuentes, debe reconquistar el mundo de la vida según interprete y redefina las condiciones de validez y reconstruya la identidad del yo, de acuerdo con el propio desarrollo cognitivo-emocional, con su pertenencia a la sociedad y compartir la naturaleza humana. Entonces sí podrá el niño reconocer a la escuela como identidad idéntica a esa educación del hogar que se le dio por y con amor y respeto.

 

Armando Olivares Carrillo, en su obra: “Conferencias, discursos y ensayos breves”[vii], al referirse a la cultura y al hombre (p.35), afirma: “El hombre, por su razón, tiene la posibilidad de medir todos los espectáculos del mundo que le rodea y entonces, en ese orgullo legítimo de una razón creciente que se iba eslabonando de una manera de crecimiento técnico armonioso en los más altos pensadores griegos, el hombre llegó a tener el orgullo perfecto de su razón. Incluso, llegó a poner la razón sobre la naturaleza”. ¿Cómo puede lograrlo?, él mismo lo orienta al describir: “Gravitamos en un mundo donde ustedes son para mí parte de las cosas que me rodean, como yo soy para ustedes parte de las cosas que les rodea. Entre seres y seres o entre seres y cosas hay simplemente una relación de amanualidad (cuanto que está a mano), podríamos decir para la vida práctica. Pero el hombre que es constante organismo de investigación tiene una inquietud constante, y esa es su característica de hombredad, como diría el maestro Unamuno”. La  convivencia, en el interno o con el entorno de nuestros cercanos o lejanos, nos deja en oportunidad aprender de experiencias vividas o relatadas por otros que las vivieron o las aprendieron una ocasión; el conocimiento que queda como criterio personal que podrá jerarquizar la certeza orientadora de nuestra respuesta; llamemos a esto, saber: bien saber. 

 

Miguel Agustín Limón Macías[viii], en su intervención dentro del Foro de Educación Cívica y Cultura Política Democrática, hace referencia al Artículo tercero de la Constitución Federal de nuestro país, donde precisa “…el derecho de los individuos a recibir educación y la corresponsabilidad de los tres órdenes de gobierno para ofrecer a la población los servicios educativos”, al mismo tiempo “fija el criterio que orientará esa educación, la cual, con base en ‘los resultados del progreso científico luchará contra la ignorancia y sus efectos, las servidumbres, los fanatismos y los prejuicios’, además, será democrática, no solamente como estructura jurídica y en un régimen político, sino como sistema de vida, fundado en el constante mejoramiento social y cultural del pueblo”. (p.24). La sola lectura de la propuesta oficial llena toda expectativa de bondad, tanto en razón como en emoción y la confianza puede permitirse hacerse presente, pues iguales ideales son los que, sin la menor duda, fueron instruidos desde aquella primera aula en el hogar y por los primeros profesores, quienes además de educación también nos dieron la vida. Cuidado de no caer, como lo advierte Limón Macías, en “una repetición  mecánica, intrascendente para el sujeto y de escasa utilidad en su vida como ciudadano”. En una escala evolutiva, Limón Macías retrata los “cómos metodológicos” que se van impartiendo, según el nivel de estudios; la educación que se imparte en preescolar está iniciando las formas donde es posible acercar a los niños a la creación de atmósferas de expresión: mantener opiniones, aceptar las de los otros, escuchar, convivir y colaborar; en la educación primaria, continúa, se establece la formación cívica como “el proceso a través del cual se promueve el conocimiento y la comprensión del conjunto de normas que regulan la vida social y la formación de valores y actitudes que permiten al individuo integrarse a la sociedad y participar en su mejoramiento” (desarrollar en los alumnos actitudes y valores); en la enseñanza secundaria se ofrece a los alumnos “información y orientación sobre sus derechos y responsabilidades relacionadas con su condición actual de adolescentes y con su futura actuación ciudadana”, propiciando el compromiso a hacer propios los valores sociales de: legalidad, derechos fundamentales, libertad, responsabilidad personal, tolerancia e igualdad ante las leyes y la democracia como forma de vida. Es en la secundaria cuando el alumno podrá conocer los “rasgos más importantes de nuestra organización  como nación y de los principios que la distinguen”. (pp, 25 y 26).

 

Entonces, la educación cívica, como un actor constante, refiere a un proceso divulgador de métodos de vida en la sociedad. La sociedad como producto resultante de la evolución de sus propios procedimientos o de los que impactan por haber sido importados o se importaron obligadamente por la acción globalizadora tiene que hacer crecer a quienes la conforman, tanto para hacerlos competentes como capaces de competir y superar los retos y conflictos; crecer, sí, pero dentro de un esquema amable y tolerante así como valiente y audaz, lo suficiente para rescatar lo que es o fue bueno y volverlo a hacer para desecharlo pero no olvidarlo, para no volver a sufrirlo. Si todo esto es la educación cívica, enorme herramienta podemos tener para hacer válido nuestro oficio de ser hombres; aunque éste, si bien supimos que inició en las primeras lecciones y esperamos tener la lucidez de estar concientes cuando termine con las últimas oraciones, de seguro que nunca se sabrá cuándo se dejará de ser aprendiz, como para poder asumir que se puede ser maestro.



[i] [Ref.]: “…La sabiduría es una habilidad que se desarrolla con la aplicación de la inteligencia en la experiencia, obteniendo conclusiones que nos dan un mayor entendimiento, que a su vez nos capacitan para reflexionar, sacando conclusiones que nos dan discernimiento de la verdad, lo bueno y lo malo. La sabiduría y la moral se interrelacionan dando como resultado un individuo que actúa con buen juicio. Algunas veces se toma sabiduría como una forma especialmente bien desarrollada de sentido común.

 “En la sabiduría se destaca el juicio sano basado en conocimiento y entendimiento; la aptitud de valerse del conocimiento con éxito y el entendimiento para resolver problemas, evitar o impedir peligros, alcanzar ciertas metas o aconsejar a otros. Es lo opuesto a la tontedad, la estupidez y la locura y a menudo se contrasta con éstas. Tomás de Aquino define la sabiduría como "el conocimiento cierto de las causas más profundas de todo" (In Metaphysica, I, 2). Por eso, para él, la sabiduría tiene como función propia ordenar y juzgar todos los conocimientos.

“La sabiduría toma sus referencias de lo que se denomina memoria a largo plazo. En otras palabras, lo vivido ha de haberse experimentado con suficiente frecuencia o intensidad como para que no se borre de nuestro recuerdo, se inserte en los esquemas de lo que consideramos bueno o malo y se tome en cuenta como parte de los procesos de supervivencia del individuo. El papel que juega este concepto en la selección natural es de vital importancia; aunque también impone una carga cuando el medio cambia y la memoria a largo plazo sólo rescata recuerdos que ya no son actuales, por lo que la edad, el envejecimiento y el desgaste neural suponen un handicap en la readaptación del individuo en cuestión, dificultando la inserción de los nuevos datos en dicha memoria, dilatando los tiempos de respuesta y poniendo en grave peligro la supervivencia del individuo en el medio cambiante como en la filosofía en los que se aplican los medios cuánticos”.  http://es.wikipedia.org/wiki/Sabiduría. Consultado el 20 agosto 2012

 

[ii][Ref.]: “…El hogar, feliz o infeliz, es el aula de nuestra sabiduría original, pero la amistad es su prueba. Recibimos de la familia, confirmamos en la amistad, las variaciones, discrepancias o similitudes entre la familia y los amigos determinan las turas contradictorias de nuestras vidas” (p.9). Fuentes, Carlos. “En esto creo”. Seix Barral Biblioteca Breve. Ed. Planeta Mexicana,  2002. 1ª Ed. pp. 313.

 

[iii][Ref.]: “…Max Weber condenó al concepto de poder a vivir dentro de las ciencias  sociales como una categoría sociológicamente amorga y poco pertinente para comprender la sociedad. Unas líneas antes lo había definido como la ´probabilidad de imponer la propia voluntad, dentro de una relación social, aún contra toda resistencia y cualquiera que sea el fundamento de esa probabilidad´ (Weber 2002:43). Aunque consideraba la relación social como una conducta plural recíprocamente referida, con respecto al sentido que encierra, que es orientada por tal reciprocidad, redujo, conceptualmente el poder dentro de ella al resultado neto de una imposición unilateral, más allá de cualquier fundamento, y, por consiguiente, negó uno o varios de los términos de la relación, los referentes  a quienes sufren la imposición de la voluntad. Desfiguró así la reciprocidad que constituye la relación social y la remitió al concepto de dominación, a ´la probabilidad de encontrar obediencia a un mandato de determinado contenido entre personas dadas´ (Weber 2002: 43), en el cual hay una correspondencia entre la voluntad (o el mandato) de uno o varios actores sociales y la obediencia de otro u otros. De allí en adelante su sociología de la dominación se centraría en la comprensión de los motivos de la obediencia voluntaria, inherentes a la dominación legítima.” Múnera Ruiz, Leopoldo. Poder (Trayectorias teóricas de un concepto) Colombia Internacional. Julio-diciembre, número 062. Universidad de los Andes. Bogotá, Colombia. pp 32-49 Redalyc. Poder (Trayectorias teóricas de un concepto). Colombia. redalyc. uaemex.mx/pdf/812/81206203.pdf. Consultado el 20 agosto 2012

 

[iv] [Ref.]: “…Entendemos por civilidad una política que, en el doble sentido de amabilidad y de acuerdo que encierra el término, supone acciones y palabras que constituyen un freno a la violencia y a las diversas formas de incivilidad que se ha vuelto dominantes en un mundo donde la preocupación política por la esfera común pierde fuerza frente a los beneficios de la explotación económica del planeta. La idea de civilidad  contiene la expectativa de apertura, permanencia y recreación de un espacio público donde los agentes puedan reconocerse y regular sus conflictos.

“Término civilidad. Tiene la misma raíz latina  civ de civis que significa ciudadano, miembro del Estado, compatriota; y de civitas: ciudad, reunión de ciudadanos; cuerpo político, Estado, patria; derecho de ciudadanía. Este vocablo, de uso poco frecuente en la actualidad, significa a la vez civismo y amabilidad. Incorporado al habla durante el período de la Revolución Francesa, está en la  base de una concepción del vínculo social fundado en el contrato, significando un comportamiento público, la cualidad de buen ciudadano, en coincidencia con la cualidad de “cortés”, educado.

“Kant ha desarrollado de una forma paradigmática esta relación entre la dimensión social de la civilidad y la dimensión política del civismo en la formación de los Estados modernos, a través de su concepción teleológica de la historia. Allí muestra cómo el ingreso del individuo en la esfera de la sociabilidad (movido por la “insociable sociabilidad”), con todo el refinamiento y cuidado de las costumbres que comporta, exige la posterior organización de una instancia política que deje sancionados los comportamientos sociales mediante la vigencia de una ley común a todos, como paso necesario en la realización de la condición racional del género humano. Así, civilidad, civismo y espacio público de crítica constituyen los principios con los que el republicanismo moderno conforma una esfera pública radicalmente opuesta a las formas de dominio privado. Villavicencio, Susana. Ciudadanía y civilidad: acerca del derecho a tener derechos. Colombia Internacional/, julio-diciembre, número 066. Universidad los Andes. Bogotá , Colombia. pp.36-51. pp. 5 y 6 http://redalyc.uaemex.mx/pdf/812/81206603.pdf. Consultado el 20 agosto 2012

 

[v] [Ref.]:    “…La educación emocional. La tesis unitaria entre razón y emoción es crucial para muchos problemas concretos, especialmente la violencia y la educación. Aprender no sólo involucra la parte izquierda del cerebro, el lado lógico orientado a los hechos y la objetividad, sino el cerebro entero, desde la amígdala al sistema límbico y la corteza. A través de todos estos órganos se realiza la interacción entre aprendizaje y emociones; las emociones influyen en estructura, organizar y recuperar la información en el cerebro, evaluando e integrando información y experiencias. Las emociones median todo el aprendizaje a través del control de la tríada nuclear formada por la atención, la construcción de significados y el almacenamiento de la memoria (Jensen, 1998).

“En las edades más tempranas, las prácticas pedagógicas y didácticas en el aula han concedido siempre una importancia capital al manejo y desarrollo de las emociones como instrumentos fundamentales del aprendizaje, cuya justificación reside en el conocimiento del desarrollo psico-biológico de los bebés y los niños. A medida de que se hacen mayores y se desarrollan, la educación emocional va disminuyendo gradualmente su relevancia en favor de la educación racional y cognitiva, hasta el punto de que las emociones se olvidan en la educación de alumnos adolescentes, donde los aprendizajes casi exclusivamente cognitivos dominan los currículos educativos; paradójicamente, este olvido ocurre en una edad donde los cambios hormonales causan cambios emocionales muy radicales en los jóvenes y que marcan diferencias entre las chicas, más hábiles verbalmente, sensibles a las emociones, el cuidado (,) la responsabilidad y las relaciones sociales, y los chicos, más agresivos y competitivos, receptivos a la justicia, la lógica y las actividades abstractas y espaciales como la manipulación de aparatos (Bonilla, 2004)”.(p. 252) Vázquez Alonso, Ángel y María Antonia Manassero Mas. “En defensa de las actitudes y emociones en la educación científica (I): evidencias y argumentos generales. Revista Eureka sobre Enseñanza y Divulgación de las Ciencias, Abril, año/vol. 4, número 002. Asociación de Profesores Amigos de la Ciencia: Eureka, Cádiz, España. pp.247-271.  http://redalyc.uaemex.mx/pdf/920/92040203.pdf. Consultado el 20 agosto 2012

 

[vi]Salinas Fuentes, Héctor. “Sobre identidad y educación”. Mesa redonda 1: Educación cívica, ética y democracia (pp. 31-44). Instituto Federal Electoral. Foro de educación de educación cívica y cultura política democrática. 1ª Ed. abril de 2000. ISBN 968-6581-87-1 México. pp.546.

 

[vii] Olivares Carrillo, Armando. “Conferencias, discursos y ensayos breves”. Ed. Universidad de Guanajuato. 1ª Ed. Julio del 2001. México. pp. 328.

 

[viii] Limón Macías, Miguel Agustín. “La educación cívica en la educación básica”. Mesa redonda 1: Educación cívica, ética y democracia (pp. 23-29). Instituto Federal Electoral. Foro de educación cívica y cultura política democrática. 1ª Ed. abril de 2000. ISBN 968-6581-87-1 México. pp.546.

 

 

BIBLIOGRAFÍA:

  1. Fuentes, Carlos. “En esto creo”. Seix Barral Biblioteca Breve. Ed. Planeta Mexicana, 2002. 1ª. Ed. pp. 313

 

  1. Limón Macías, Miguel Agustín. “La educación cívica en la educación básica”. Mesa redonda 1: Educación cívica, ética y democracia (pp. 23-29). Instituto Federal Electoral. Foro de educación cívica y cultura política democrática. 1ª Ed. abril de 2000. ISBN 968-6581-87-1 México. Pp.546.

 

  1. Olivares Carrillo, Armando. “Conferencias, discursos y ensayos breves”. Ed. Universidad de Guanajuato. 1ª Ed. Julio del 2001. México. Pp. 328.

 

  1. Salinas Fuentes, Héctor. “Sobre identidad y educación. Mesa redonda 1: Educación Cívica, Ética y Democracia (pp. 31-44). Instituto Federal Electoral. Foro de educación cívica y cultura política democrática. 1ª Ed. abril de 2000. ISBN 968-6581-87-1 México. Pp.546.
  1. http://es.wikipedia.org/wiki/Sabiduría Consultado el 20 agosto 2012

 

6.       Múnera Ruiz, Leopoldo. Poder (Trayectorias teóricas de un concepto), Colombia Internacional. Julio-diciembre, número 062. Universidad de los Andes. Bogotá, Colombia. pp 32-49 RedalycPoder  (Trayectorias teóricas de un concepto). Colombia. redalyc.uaemex.mx/pdf/812/81206203.pdf.  Consultado el 20 agosto 2012

 

  1. Vázquez Alonso, Ángel y María Antonia Manassero Mas. “En defensa de las actitudes y emociones en la educación científica (I): evidencias y argumentos generales. Revista Eureka sobre Enseñanza y Divulgación de las Ciencias, abril, año/vol. 4, número 002. Asociación de Profesores Amigos de la Ciencia: Eureka, Cádiz, España. pp.247-271. http://redalyc.uaemex.mx/pdf/920/92040203.pdf. Consultado el 20 agosto 2012
  1. Villavicencio, Susana. Ciudadanía y civilidad: acerca del derecho a tener derechos. Colombia Internacional/, julio-diciembre, número 066. Universidad los Andes. Bogotá , Colombia, pp.36-51. pp. 5 y 6 http://redalyc.uaemex.mx/pdf/812/81206603.pdf. Consultado el 20 agosto 2012

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