Reseña:
Vivimos una etapa en nuestro país de importancia capital, entre otras cosas porque hacía mucho tiempo no se habían tenido niveles de violencia como los registrados en el último lustro. Esta situación se ve magnificada por el clima electoral y la incertidumbre en torno a las instituciones sociales que antaño habían proporcionado seguridad. Sin embargo, es en el ámbito universitario y en un sector social juvenil -que tiene una oportunidad de convertirse en protagonista- donde se vislumbran horizontes alternativos que nos pueden y deben impulsar hacia la esperanza de un cambio.
Lic. Máximo G. Aguilar Amaro
Docente de licenciatura y capacitador docente
Universidad de
Universidad Iberoamericana León
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Términos clave: política, juventud, indiferencia, violencia, participación.
El problema. México se encuentra en un importante proceso de transición política impactado por eventos que le confieren características especiales: el retorno del PRI al poder presidencial, una violencia matizada por el terror, una efervescencia ciudadana que resurge después del 68, el resquebrajamiento de las estructuras panistas y una izquierda que no ha logrado obtener una oportunidad de gobierno nacional. En este contexto todo mundo parece estar atento a todas estas eventualidades, todos, excepto un sector importante de los jóvenes. Ellos parecen ignorar estos sucesos o mantenerse indiferentes ¿por qué?
Perspectiva. Si nos preguntamos por la causalidad de cualquier evento social habrá que aceptar que es necesariamente y por naturaleza, multifactorial. Los sucesos familiares, religiosos, económicos y por supuesto políticos, se generan y configuran en un entramado complejo[1] que ya no se explica por el paradigma lineal de causa efecto. En este sentido la despreocupación juvenil de lo político habrá que verla como insertada en la sociedad y siendo impactada por todos sus componentes. También habrá que aclarar que cuando se habla de fenómenos eclesiásticos, financieros, artísticos, etc., no es porque estén tamizados de manera exclusiva por esas dimensiones, simplemente es la intención de enfatizarlas o priorizarlas, pues resulta imposible aislarlos de su contexto. De ahí que expresiones como “están politizando el asunto” o “la visita papal no tiene una razón política” sean solo vanas intenciones de desviar la atención de algo que a algunos no les interesa, no quieren, no pueden o no saben discutir. En todo caso habría que reflexionar para qué, cómo o por qué se dan estos fenómenos; analizar y especular acerca de las alianzas, complicidades, conflictos y apoyos que se dan entre los diversos agentes o grupos que intervienen en ellos y deciden. La realidad es una y compleja, punto.
Orígenes y contexto. Habiendo hecho estas precisiones volvamos a las posibles causas de la despolitización de la juventud. La señalada Generación Milenio es hija de la crisis, o si se prefiere de las crisis. Atendiendo a nuestro medio nacional encontramos que su infancia coincide con la asunción al poder del presidente Miguel de
Por otro lado, está la omnipresencia de la publicidad y de la mercadotecnia que han encontrado en el joven un fiel cliente que disputará con ahínco ser el primer consumidor (o consumista) en adquirir la última versión de los tenis Jordan o del Gadget que incluye la función más veloz y novedosa. Si comparamos esta actitud con la de los jóvenes sesenteros, solidarios, participativos y politizados, cabría preguntarnos ¿dónde quedaron entonces la rebeldía y las críticas al stablishment características de los jóvenes? ocurrió que fue precisamente el stablishment quien supo explotar estos reclamos juveniles otorgándoles un espacio en el mundo neoliberal. Ahora las ideas revolucionarias -plasmadas en imágenes del Ché Guevara en playeras- se compran como productos de mercado en lugar de ser conocidas, comprendidas y mucho menos practicadas (el Ché a las pasarelas). Esto significa que los empresarios entendieron que la juventud era un segmento de mercado, que habría que reconocer su “identidad” para que consumieran nuevos y atractivos productos diferentes a los tradicionales. Entonces la mercadotecnia se encargaría de trocar utopías, ideales y sueños que eran permanentes en mercancías con una duración efímera (moda, entretenimiento, sexo, posters). Habría entonces que aceptar que, en este sentido, los mercadólogos han comprendido mejor a los jóvenes que los sociólogos, los educadores o los psicólogos.
Manifestaciones estadísticas. ¿Cómo han impactado estas circunstancias la percepción de los jóvenes de la política? Veamos algunas cifras que reportan estudios en nuestro país. Por ejemplo de acuerdo a
Total, que si bien la indiferencia hacia los aspectos políticos por parte de los jóvenes es difícilmente justificable no habrá que olvidar que tampoco es generación espontánea. Por otro lado resulta muy preocupante ver la ignorancia y la indiferencia de los estudiantes universitarios (y no pocos catedráticos) hacia los aspectos políticos del mundo y locales aun perteneciendo a la generación que se distingue por no tener la necesidad de buscar las noticias ya que actualmente éstas vienen a nuestro encuentro y hasta nos persiguen. Entonces ¿qué hacer?
Intento de conclusión. Cada elección presidencial ha tenido, y no puede ser de otra manera, su particularidad y característica que la hace especial. Del pasado inmediato aún están frescas en la memoria la esperanza de la alternancia convertida en desencanto; la refriega en el Congreso en la que el presidente elegido tomó posesión del cargo; más atrás los magnicidios y “la caída del sistema”. Pero la de este año tristemente estará marcada por la violencia, la muerte y el horror. ¿Qué significaban hace seis años “levantón”, “pase”, “ejecutar”, “sicario”? hemos aprendido -por necesidad- un nuevo código lingüístico criminal. Junto con las aproximadamente 50 mil víctimas fatales en lo que va del presente sexenio, nuestro país está considerado el más peligroso del mundo para los inmigrantes, principalmente mujeres y niños de Centro y Sudamérica, e igualmente inseguro para ejercer el oficio de periodismo.
Esta es nuestra circunstancia en la que nos movemos en estas elecciones y en la que tendremos que decidir qué rumbos tomar como ciudadanos, pero muy especialmente como universitarios, porque como se ha dicho, en las universidades debe radicar la conciencia de un país; gravísima responsabilidad y en consecuencia se tendrá que actuar. Por lo tanto, y por lo pronto, la actitud de los jóvenes universitarios será fundamental para este proceso y para lo que venga, no sólo porque representan un porcentaje amplio de votantes, sino porque como tal deben ser congruentes con su vitalidad, su rebeldía y su posición privilegiada de poder acceder a estos niveles de estudio.
En general, la universidad debe superar la idea simplista de que sólo prepara para el trabajo. En este sentido el papel de las autoridades de los centros de educación superior, pero muy especialmente el de los docentes –finalmente son los que están en contacto directo y cotidiano con los alumnos- debe estar orientado a propiciar la crítica y la apertura, pues un mundo cada vez más globalizado y abierto no es compatible con una educación más cerrada. Una educación siempre menos humanística y siempre más técnica no nos dará los instrumentos necesarios para interpretar esta complejidad que tenemos como realidad, por lo que independientemente del programa educativo o las asignaturas del mismo, hay urgencia en despertar y estimular la sensibilidad de los jóvenes, especialmente hacia las víctimas más vulnerables, que generalmente están entre los más pobres, las mujeres y los niños.
Habrá que tomar muy en cuenta la lección que nos han dejado los indignados, su capacidad de organización y su determinación para interpretar de manera diferente el mundo y, en consecuencia, actuar. Han sido ellos los que en estos tiempos, como nadie, actualizaron el popular “sí se puede”. Finalmente habrá que entender que el cambio hacia una política con un horizonte de valores auténticamente colectivos no nos los dará el mercado de consumo, sino el arte, la religión, la ética y ¿por qué no? también la ciencia.
BIBLIOGRAFÍA
Asociación de Universidades Confiadas a
Encuesta Nacional de Juventud 2010. Recuperado de: http://www.imjuventud.gob.mx/imgs/uploads/Encuesta_Nacional_de_Juventud_2010_-_Resultados_Generales_18nov11.pdf
Encuesta Nacional de
Pew Research Center Publications, The Millennials: Confident. Connected. Open to Change. Recuperado de: http://pewresearch.org/pubs/1501/%20millennials-new-survey-generational-personality-upbeat-open-new-ideas-technology-bound
[1] Habrá que entender lo complejo no sólo en el sentido de “complicado”, sino a la vez como “algo que se compone de elementos diversos”, según
[2] Hernández (2003)
[3] Asociación de Universidades Confiadas a
Se les preguntó si está mejor o peor con respecto a la generación de sus padres… las posibilidades de estudiar (62% considera que está mejor); divertirse (58%, mejor); posibilidades de formar tu propia familia (45%, mejor); facilidad de tener vivienda (44%, mejor); posibilidades de trabajar (41%, mejor); tener ingresos económicos adecuados (40%, mejor). Se les preguntó acerca de qué platican con su novio (a) y contestaron que de amigos (88%), futuro (82%), estudios (79%), sexo (59%), trabajo (53%), religión (43%).